martes, 25 de diciembre de 2012

Medicamentos para la Blefaritis

Esta es una lista de algunos medicamentos para combatir la blefaritis, la información se obtuvo de vademecum.es, cada uno de ellos tiene una acción especifica, algunos son de limpieza ocular otros tienen corticoides o combaten infecciones.


AUXINA A MASIVA Cáps. 50.000 UI
CELESTONE-S COLOIDE OFTALMICO Gotas 1/100 mg/1 ml
CHIBROXIN Sol. oft. 0,3%
COLIRCUSI GENTAMICINA 0,6% Colirio en solución 6 mg/ml
OCULOHEEL Colirio en solución monodosis
OFTACILOX 3 mg/g Pom. oft. 3 mg/g
OFTACILOX 3 mg/ml Colirio en solución
OFTALMOLOSA CUSI AUREOMICINA Pom. oft. 5 mg/g
OFTALMOLOSA CUSI GENTAMICINA Pom. oft. 3 mg/g
TERRACORTRIL OTICO-OFTALMICA Pom. ótico/oft.
TOBRABACT Colirio en solución 3 mg/ml
TOBRADEX Colirio en suspensión 1 mg/ml + 3 mg/ml
TOBREX 3 mg/ml Colirio en solución
TOBREXAN Colirio en solución 3 mg/ml


Fuente:
http://vademecum.es/enfermedad-blefaritis_2662_1

Si alguien tiene algún remedio o tratamiento para recomendar no duden en comentarlo....

La alimentacion y los ojos

Atiborrarnos a zanahorias no nos va a reportar una vista de lince. Pero necesitamos zinc y vitaminas A, B, C y E para mantenerla sana. Casi el 70% de las patologías oculares se relacionan con problemas de nutrición.


ELENA SEVILLANO 
Los ojos de un gran miope de 40 años son los de alguien de 50; envejecen 10 veces más que los sanos a partir de 10 dioptrías, según establece el catedrático de Oftalmología Jorge Alió. Al igual que la piel -que es un excelente indicador indirecto de cómo se encuentran nuestros órganos visuales-, los ojos necesitan antioxidantes que ayuden a paliar o al menos a ralentizar este proceso de desgaste. "Sufren los mismos tipos de agresión", insiste el profesor.

La luz, los rayos ultravioleta y la nutrición son factores a los que los oculistas prestan cada vez mayor atención. La buena noticia es que el clima mediterráneo, abundante en horas de sol y rayos UVA, es muy beneficioso para la visión junto con una dieta rica en vitaminas, minerales y sustancias carotenoides y flavonoides, que protegen, barren y limpian los radicales libres. La mala noticia es el abandono a pasos agigantados de esa dieta mediterránea.

"Cuando nos quemamos la piel, nuestros ojos también pueden quedar afectados, irritados, secos, incluso con una lesión en la retina", tercia Francisco Arrieta, especialista de la unidad de nutrición y dietética del hospital Ramón y Cajal de Madrid y defensor de la alimentación como eje transversal en cualquier especialidad médica.

El mito de la zanahoria

Siguiendo el paralelismo, si la zanahoria es buena para potenciar la protección natural de la piel contra el sol, también lo es para la vista. Es más, quizá a usted de niño le dijeran que tomara mucha para tener ojos de lince. Exageraciones aparte, la cuestión es que se trata de una hortaliza rica en vitamina A (presente también en espinacas, tomates o melocotones), necesaria además para la visión nocturna, que suele ser mala en los miopes.

Recientemente se han comercializado lágrimas artificiales con suplemento de esta vitamina, que puede producir una mejoría en la blefaritis (inflamación crónica de los párpados), refiere Francisco José Muñoz Negrete, jefe del servicio de oftalmología de hospital madrileño.

"Cerca del 70% de las patologías oculares se relacionan con problemas de malnutrición", tanto por defecto como por exceso, sentencia el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), que apunta que "es necesario llevar una alimentación sana y equilibrada para mejorar la salud visual". ¿Alimentos recomendables? Aquellos que aportan vitamina A (ya lo hemos dicho) y B (cereales, frutos secos, verduras), C (cítricos o pimientos), E (espárragos, lechuga o guisantes), y zinc (apio, espárragos, hígado, patata). Las antocianidinas (cerezas, frambuesas, manzanas o ciruelas) "contribuyen a reparar las células nerviosas de la retina, aportando nutrientes al ojo": varios autores han encontrado que con su uso mejoran los síntomas de la astenopía o cansancio visual.

Ingerir con regularidad pescado azul puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir una degeneración macular asociada a la edad, según algunos estudios. "Los aceites grasos Omega 3 tienen efectos antiinflamatorios, mejoran la calidad de la película lagrimal y refuerzan los mecanismos antioxidantes del ojo; favorecen el metabolismo de los fotorreceptores de la retina y se convierten en vehículo de otras sustancias beneficiosas", enumera Alió. Muñoz Negrete suma "antioxidantes, incluyendo vitaminas C y E, carotenoides, luteína y zeaxantina" a la receta contra la degeneración macular. Y concede a los antioxidantes "cierto efecto protector contra las cataratas". Brócoli, cítricos y arándanos, "por su elevado contenido en flavonoides antocianósidos".

Encontramos otros antioxidantes naturales, como el chocolate negro, té verde, melatonina y vino tinto en dosis bajas, "cuya utilidad real en la prevención o mejoría de enfermedades oculares relacionadas con el aumento del metabolismo oxidativo no ha sido probada", aclara.

Lactancia y miopía

El jefe de oftalmología del Ramón y Cajal cuenta, como hecho curioso, que en Singapur, donde la incidencia de la miopía es muy alta, su prevalencia era un 7% menor en los niños que habían sido alimentados con leche materna. Lo que podría indicar que "el calcio y la vitamina D3" tendrían un papel, "aunque muy discreto", en esta reducción. Muñoz Negrete enfatiza que en la sociedad occidental, la alimentación habitual proporciona lo necesario para un normal metabolismo del ojo, a menos que medie una enfermedad (o el abuso de alcohol o tabaco, en algunos casos) que dificulte la absorción de vitaminas, causando una neuropatía óptica nutricional.

Ni la miopía (un problema físico interno del ojo que tiene que ver con el índice de refracción) se quita sin una intervención quirúrgica ni existen los alimentos milagrosos. Pero sí que hay remedios naturales y caseros útiles para calmar irritaciones o rebajar ojos hinchados. Como la eufrasia. O la manzanilla, cuya variedad amarga es "un potente oxidante con propiedades antiinflamatorias", según explica Alió. Por vía oral "no hace nada". Es para uso tópico: se debe hervir en agua y aplicar, sin guardar la infusión para sucesivos tratamientos porque "es fácilmente contaminable".

Obesidad y glaucoma  

  Un índice de masa corporal (IMC) más alto se relaciona con una mayor presión intraocular y con un mayor peligro de sufrir un glaucoma (primera causa de ceguera en el mundo y segunda en España), según ha constatado el grupo de investigadores de CIBERobn encabezados por el doctor Vicente Zanón Moreno. El equipo estudia la relación que existe entre esta grave patología visual y la alimentación, a través de la nutrigenómica, la ciencia que indaga en el efecto de la nutrición a nivel molecular y genético, y busca cómo tratar enfermedades relacionadas con el metabolismo gracias al diseño de dietas personalizadas.


Eficacia de la azitromicina oftálmica en casos de blefaritis


La blefaritis es una patología inflamatoria ocular crónica con una etiología compleja. La Academia de oftalmología clasificó la patología en anterior o posterior según afecte primariamente la región de las pestañas o los orificios de las glándulas de Meibomio, respectivamente. Sin embargo, no son excluyentes y generalmente se presentan juntas por la proximidad de las zonas involucradas.

Las 30-40 glándulas del párpado superior y entre 20 y 40 del inferior secretan meibomio, que forma la capa exterior de la película lacrimal y que, según la teoría  tiene cuatro funciones: reducir la evaporación de la película lacrimal, prevenir el desborde por los párpados, prevenir la contaminación de la película y sellar los párpados entre sí durante el sueño. La inflamación crónica del párpado puede causar cambios anatómicos en éste y la posterior inflamación de las glándulas de meibomio. Estos cambios anatómicos pueden traducirse en menor calidad de las secreciones glandulares y de no tratarse puede provocar daños en la superficie ocular. Los signos y síntomas de la patología incluyen: disfunción de las glándulas de meibomio, enrojecimiento del borde de los párpados, enrojecimiento de la conjuntiva, costras en el párpado y/o pérdida de pestañas, hiperqueratinización del párpado, lagrimeo, irritación ocular y de los párpados, ardor y picazón.

Queda claro que aún no se comprende en su totalidad la etiología y patología de la blefaritis.  Por lo tanto, no resulta sorprendente que aún no haya un tratamiento aprobado por la FDA para dicha afección. Tanto la rosácea como la dermatitis seborreica y la psoriasis han sido asociadas con la etiología de la blefaritis, también se vieron implicados las mismas bacterias, hongos y parásitos. Sin embargo existen estudios que han demostrado otro tipo de etiología, la de inflamación no asociada con infección.

Ya se ha observado que el síndrome de disfunción lacrimal con o sin disfunción de las glándulas de meibomio, causa inflamación de la superficie ocular demostrada por el incremento en la concentración de citoquinas y quemoquinas en las lágrimas, entre éstas factor de necrosis tumoral α (TNF α), interluquina -6 (IL-6), IL-8 y proteína inflamatoria macrofaga (MIP)-1 α.

En especial las bacterias son interesantemente sospechosas por la diversidad de la flora del párpado y la superficie ocular, considerando su proximidad. Entre los estudios publicados se ha mencionado colonización de Staphylococcus aureus, Staphylococcus epidermidis, Propionibacteruim acnes y corynebacteria en ojos con blefaritis. El vínculo entre las bacterias y la blefaritis sigue estando incompleto en la literatura. Por lo tanto, es menester seguir investigando la posibilidad de que las bacterias estén involucradas en la etiología de esta patología.

La solución oftálmica de azitromicina 1% es un antibiótico de amplio espectro macrólido aprobado por la FDA para el tratamiento de la conjuntivitis bacteriana. Los investigadores han comprobado que además de la actividad antimicrobiana, los macrólidos inhiben la producción de citoquinas.

De acuerdo con lo anteriormente expuesto, el presente estudio piloto fue diseñado para evaluar el efecto de la solución oftálmica de azitromicina 1% sobre los niveles de citoquinas en lágrimas, la carga bacteriana del borde de los párpados y los signos y síntomas oculares de personas con blefaritis.

Pacientes y métodos:

Intervinieron 26 pacientes (edad media 64,2 años; 65% sexo femenino, 100% raza blanca) con blefaritis moderada a grave. Recibieron solución oftálmica de azitromicina 1% durante 28 días (dos veces por día los dos primeros días y una vez los días siguientes). Se evaluaron los signos y síntomas de blefaritis en línea de base (día 1) y se compararon con los del final del tratamiento (día 29) y en dos visitas de seguimiento posteriores (2 y 4 semanas post-tratamiento). Se recolectaron lágrimas y tomaron cultivos del borde de los párpados en línea de base y al final del tratamiento para medir las citoquinas.

La blefaritis representa un desafío continuo para la comunidad oftalmológica. Las consecuencias de la inflamación crónica de los párpados incluyen cambios anatómicos que afectan la capacidad de éstos de dispersar la película lacrimal sobre la superficie ocular. Es importante entender cual es la mejor forma de diagnosticar y tratar esta condición para evitar las secuelas.

Un estudio anterior comparó los resultados del tratamiento de blefaritis con compresas calientes y azitromicina y solo con compresas, notando mejores resultados en los pacientes tratados con azitromicina.

En el presente estudio también se observaron mejoras en los signos y síntomas de blefaritis tanto al final del tratamiento como cuatro semana después de finalizado el mismo. La continuación de una mejora estadísticamente significativa desde línea de base hasta la finalización del tratamiento en los signos clínicos de taponamiento de las glándulas de meibomio, enrojecimiento conjuntival palpebral, enrojecimiento del borde de los párpados y secreciones oculares y de todos los síntomas evaluados sugiere un efecto prolongado del tratamiento.

El factor decisivo es si la etiología de la blefaritis está asociada con bacterias o no. Las citoquinas actúan como mediadores de la inflamación y la inmunidad, como es el caso de la citoquina proinflamatoria IL-1, por ejemplo,  implicada en diversas patologías oculares como ojo seco y queratitis microbiana.

Con respecto al aspecto infeccioso de la patogénesis de la blefaritis, los descubrimientos bacteriológicos demostraron que, con excepción de S.aureus, ninguno de los gérmenes aislados es considerado patogénico. Los resultados del presente estudio indican que la confluencia de los niveles de corinebacteria y staphylococci coagulase-negativa, pero no P.Acnes, puede estar implicada en la blefaritis.  A pesar de que la población del estudio fue reducida y no hubo grupo sano de control para comparar la flora del párpado, esta observación coincide con la teoría de detección de quórum (quórum sensing) como posible patogénesis bacteriana de la blefaritis. Al cambiar la densidad bacteriana, la detección de quórum puede activar la transcripción de genes bacterianos alternativos, aumentando la producción de mediadores proinflamatorios o enzimas digestivas. Este mecanismo podría explicar la mejoría de los síntomas y signos de blefaritis con el tratamiento.

En general, el tratamiento de cuatro semanas con solución oftálmica de azitromicina 1%, sin utilización de compresas u otro tratamiento mecánico, en pacientes con blefaritis, demostró mejoras estadísticamente significativas en todos los síntomas y signos de blefaritis. Se observaron reducciones significativas desde la línea base de staphylococci coagulase negativa y coryneform bacteria después del tratamiento y no hubo cambios en la concentración de citoquinas en las lágrimas. La azitromicina fue bien tolerada en la población estudiada.

Conclusiones:

La azitromicina aportó una mejora significativa en los signos y síntomas de blefaritis luego de cuatro semanas de tratamiento que persistieron en el período de seguimiento de cuatro semanas más.

Blefaritis: Últimos descubrimientos acerca de las bacterias que provocan la blefaritis.



La blefaritis es una enfermedad ocular, inflamatoria, crónica. También se caracteriza por brotes y remisiones, que complican la comprensión de su etiología. Los síntomas clásicos son engrosamiento, ardor de  párpados, enrojecimiento de los bordes, secreciones anormales, obstrucción e infección de las glándulas de meibomio.

Los tratamientos normales contra la blefaritis son simplista y arcaicos, y no llegan a tratar las causas subyacentes de la enfermedad. Actualmente, contamos con la limpieza de párpados para tratar esta afección que se conoce desde tiempos antiguos. Una mejor y más amplia comprensión de su etiología nos servirá para mejorar los modelos y tratamientos clínicos.

Durante décadas, las investigaciones acerca de la blefaritis se han centrado en su clasificación y descripción, como así también en sugerencias de tratamientos. En 1982, James McCulley, clasificó la blefaroconjuntivitis crónica en seis categorías. Lamentablemente, los síntomas y causas de la blefaritis generalmente se superponen, haciendo aún más difícil su diagnóstico y tratamiento. Por ejemplo, existen hongos como el Pityrosporum ovale que toma nutrientes de la grasa y se encuentra en zonas con muchas glándulas sebáceas, está aparentemente involucrado en la patología de la dermatitis seborreica. También se identificaron pequeños artrópodos como causantes de blefaritis. Sabemos que dos especies de ácaros Demodex  viven en los folículos de las pestañas en humanos, aunque normalmente son benignos pueden facilitar las infecciones por sistemas inmunológicos deprimidos o edad avanzada. Sus huevos y cuerpos en descomposición obstruyen las glándulas de meibomio provocando blefaritis. Finalmente, la blefaritis angular implica la obstrucción de los conductos lagrimales y puede estar causada por bacterias: estafilococos (gram-positivos) y/ o moraxella (gram-negativos).

Aunque se sabe que existen bacterias involucradas en la patogénesis de la blefaritis, ha sido difícil cuantificar la presencia de bacterias virulentas. El descubrimiento de lo que en microbiología se conoce como “quórum sensing” (detección de quórum), nos permitió darnos cuenta de que en realidad la blefaritis es mucho más complicada de lo que originariamente se creía, ya que no implica la infección por una sola bacteria, sino más bien un desequilibrio de múltiples especies bacterianas, Cuando estas especies están equilibradas, pueden no ser patógenas.

Sabemos que el Staphylococcus aureus y Staphylococcus epidermis junto con otro tipo de flora, son gérmenes característicos en los párpados, pero  existen en mayor grado en los párpados con blefaritis.

Las bacterias de los párpados son impredecibles, aparecen, desaparecen y vuelven a aparecer con el tiempo. Los niveles de población pueden variar de acuerdo con una serie de factores, incluyendo componentes de los residuos de la película lagrimal, espacio disponible, nutrientes disponibles, medio ambiente/ ubicación geográfica, respuesta inmune, etc. El “quorum sensing” es la capacidad de las bacterias de reaccionar a su propia densidad de población, y se rige por la secreción bacteriana de moléculas denominadas auto-inductores.
Al crecer la población bacteriana, el nivel de auto-inductores se incrementa, llegando finalmente a un umbral de activación de vías de señalización en las bacterias. Estás vías de señalización expresan diversos factores, incluyendo los asociados con la virulencia. Una vez que perciben un tamaño de población determinado, sus genes los ponen en acción, dando distintos resultados desde bioluminescencia hasta la formación de bio-películas o incluso la producción de factores de virulencia.

El “quórum sensing” se conoce hace diez años, pero existen pruebas de la comunicación entre bacterias desde los años ´60 y ´70. Con el “quórum sensing” se descubrió que todas las bacterias, gram-positivas y gram-negativas, comunican su presencia dentro y entre especies. Esto constituye un desafío a los métodos tradicionales de investigación bacteriológica y hace más difícil la investigación sobre la blefaritis.

La flora bacteriana en partes sanas del cuerpo, existe en niveles que permiten una relación simbiótica con el huésped. Las bacterias en piel sana no se convierten en patógenas hasta que la población aumenta más allá de un punto crítico, rompiendo la relación simbiótica con el huésped. Asimismo, estas bacterias existen a priori, lo que hace difícil distinguir amigos de enemigos. Bacterias benignas pueden volverse malignas de un día para el otro. Cepas de S. Epidermidis, una de las bacterias que con mayor frecuencia se aislan en párpados de pacientes con blefaritis,  pueden producir factores de virulencia que son el resultado de la activación genética del “quórum sensing”. El S.epidemidis produce mediadores pro-inflamatorios en la última etapa de la infección cuando la densidad ha aumentado, provocando la producción de citoquinas inflamatorias y la atracción de neutrófilos. Los factores de virulencia de S.Aureus también han mostrado atraer neutrófilos y ambos, S. Epidermidis y S aureus, producen protasas que se ha comprobado inducen CXC, quemoquinas in vitro, lo que también es el origen de la inflamación neutrófila en la rinosinusitis crónica. 

En teoría los niveles de S. Epidermidis y S. Aureus en párpados sanos se encuentran por debajo de la densidad necesaria para la activación genética del  “quórum sensing”. Existen múltiples especies bacterianas en el párpado, capaces de reaccionar ante la densidad de las otras, lo que convierte a la blefaritis en una patología multimicrobiana. Ya que el “quórum sensing” regula la conducta de las bacterias, sería importante investigar estos mensajes inter-bacterianos que pueden provocar una patología.

Las investigaciones sobre blefaritis pueden aprovechar el estudio de otras patologías polimicrobianas. Lo que aparenta ser una insignificante patología bacteriana puede contribuir al inicio de otras patologías. Por ejemplo, la periodoncitis, una patología de las encías causada por microflora oral patógena, está asociada con patología cardiovascular, diabetes e infarto. Por esto es importante considerar todo tipo de bacterias al investigar las patologías multimicrobianas y tratar de optimizar los métodos de cultivo para detectar todas y cada una de las bacterias presentes en la flora.

Los adelantos en la tecnología y diagnóstico clínico nos llevarán a comprender y distinguir las diversas manifestaciones de la blefaritis, para posibilitar el desarrollo de tratamientos acordes. Mediante fotografías en primer plano del párpado, se puede examinar hasta mínimos detalles, así hemos descubierto que la blefaritis es una patología focal, la patología no se manifiesta uniformemente en todo el párpado, existen grados de gravedad que difieren entre las distintas glándulas y secciones del párpado. Al identificar las glándulas enfermas, los investigadores podrán hacer un seguimiento y evaluar la misma glándula a lo largo de la prueba clínica utilizando escalas estandarizadas para graduar la viscosidad y claridad del meibomio. Como así también puede medirse el grado de hiperemia del párpado.


Los investigadores oftalmológicos pueden aprender mucho del trabajo de los especialistas en microbiología. Ya hemos explicado la insuficiencia de los tratamientos de limpieza de párpados y antibióticos para controlar la dinámica de la flora bacteriana. Debido al creciente aumento de la resistencia a los antibióticos, los investigadores ya están trabajando para determinar si el método de interceptar las comunicaciones bacterianas resulta viable para los antibióticos.

Al exponer una flora normal a antibióticos que no están dirigidos a una población patógena se puede estar incrementando la resistencia a los antibióticos. Los tratamientos antibióticos con el fin de reducir o alterar los niveles patógenos, más que erradicar todas las bacterias, pueden servir más para mejorar en general la salud ocular. Se  ha observado este fenómeno en otras partes del cuerpo. Un  desequilibrio en la flora gastro-intestinal puede provocar inflamación. Los tratamientos para este tipo de patología apuntan a restaurar el equilibrio, resaltando la importancia de mantener las bacterias comensales en el lugar de la infección.



Dres. Mark B. Abelson, MD, Andrew Workman y Ava Taylor, North Andover, Mass
Síntesis y traducción: Dr. Martín Mocorrea, editor responsable de Intramed en la especialidad de oftalmología.
Reviewe of Ophthalmology, Vol. No.: 14:10.Issue 10/1/2007


Blefaritis por: José A. de la Osa (Entrevista)


La blefaritis se define como la inflamación de los párpados debido a una alteración en el funcionamiento de las glándulas que se encuentran en el margen palpebral.  En condiciones normales, estas glándulas producen una secreción grasa que ayuda a lubricar la superficie del ojo y la cara interna de los párpados.

En los pacientes con blefaritis, estas glándulas se hallan obstruidas y sus secreciones quedan estancadas, lo que posibilita la formación de ácidos grasos que irritan la superficie ocular. El margen de los párpados se muestra en estos casos inflamado y enrojecido.

Nuestro interlocutor, el doctor Franklin Dotres Hidalgo, es especialista de primer grado en Oftalmología y en Medicina General Integral, con una maestría en Enfermedades Infecciosas. Se desempeña en el Servicio de Oftalmología del hospital Clínico-Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, en la capital.

—¿Es una enfermedad en sí misma, o el resultado o “anuncio” de alguna otra dolencia?

—Es una enfermedad que puede también estar vinculada con la aparición de orzuelos (inflamación circunscrita al borde del párpado, siempre de causa infecciosa).


O el denominado chalazión o calacio, o más popularmente “chalazo”, que es la inflamación de las glándulas sebáceas  del párpado pero debido a la obstrucción del conducto.

—¿Conoce la ciencia las causas que originan la blefaritis?

—Sí. Generalmente es causada por dermatitis seborreica, por infección bacteriana, o una combinación de ambas. Las alergias y la infestación de piojos en las pestañas también pueden desencadenarla, aunque son menos comunes en nuestro país.

—¿Existen factores de riesgo en la aparición de esta dolencia?

—Sí.  Los estados mantenidos de hiperglucemia (azúcar alta), los defectos de refracción como miopía, hipermetropía, astigmatismo.

—¿Y la higiene personal desempeña algún papel en su aparición?

—No debemos descuidar la higiene de los párpados que deben lavarse usualmente con agua y jabón.

—¿En cuanto a la deficiencia de alguna vitamina?

—La blefaritis se ha asociado con trastornos carenciales, sobre todo de la vitamina A.

—¿Es común en nuestro medio? ¿En qué edades afecta con mayor frecuencia?

—Te diría que es bastante frecuente y, de acuerdo con nuestra experiencia, afecta sobre todo a los adultos mayores.

—¿Podría enumerar los síntomas y signos fundamentales?

—La picazón de los párpados, ardor, enrojecimiento y descamación de los bordes de los párpados, irritación, lagrimeo, fotofobia (molestias a la luz), fundamentalmente.

—¿La evaluación médica de los párpados es suficiente para establecer el diagnóstico, o se requieren otros exámenes?

—Básicamente el diagnóstico de certeza se logra mediante el interrogatorio al paciente y el examen físico ocular. En ocasiones se requieren exámenes complementarios como exudados y cultivos de las secreciones palpebrales.

—¿Qué tratamientos se indican a estos pacientes?

—Soluciones antinflamatorias y ungüentos antibióticos cuando la causa es bacteriana, y mantener una estricta higiene de los párpados.


—Este trastorno puede ocasionar complicaciones en el tejido ocular?

—Podría mencionar la aparición de orzuelos y “chalazos”, pérdida de las pestañas, conjuntivitis, queratitis (inflamación de la córnea), inestabilidad en la composición de las lágrimas que puede conducir al denominado síndrome de ojo seco, que se manifiesta por una alteración  cualitativa de la película lagrimal.

—¿Es posible la prevención en el tema que nos ocupa?

—Sí, sobre todo con la adopción de medidas higiénicas, corregir los defectos refractivos, y, en los diabéticos, mantener en cifras normales su nivel de glucosa en sangre.

—Aunque pareciera elemental, ¿cuáles son las funciones principales de los párpados?

—En primer lugar la protección del globo ocular. También una función óptica, y le brinda el componente graso a las lágrimas, lubrica la superficie ocular, primordialmente.

—¿Alguna precisión final?...

—Subrayar  que la blefaritis es una enfermedad que tiende a la cronicidad, por lo que se hace imprescindible su prevención o inmediata atención cuando aparecen las primeras manifestaciones.

¿Que es la Blefaritis?

Blefaritis

Se llama Blefaritis a la inflamación de los párpados. A menudo su origen se debe a un mal funcionamiento de las pequeñas glándulas que se encuentran en el margen palpebral. En condiciones normales estas glándulas producen una secreción grasa que ayuda a  lubricar la superficie del ojo y de los párpados, y que previene la evaporación de las lágrimas. En los pacientes con blefaritis estas glándulas se encuentran obstruidas, sus secreciones quedan estancadas y se forman ácidos grasos que irritan la superficie ocular. El margen de los párpados aparece en estos casos inflamado y enrojecido. El ojo irritado produce secreción mucosa y proteínas y estos se acumulan en el margen palpebral, creando a menudo una costra que es más evidente por la mañana. El depósito de estos materiales proporciona las condiciones óptimas para el crecimiento de bacterias. Las bacterias, a su vez, segregan sustancias irritantes que lesionan, aún más, las glándulas del párpado y que también irritan el ojo.
Por tanto, en la blefaritis se produce un “círculo vicioso” que incluye disfunción de las glándulas del párpado, irritación y formación de pequeñas costras en el margen palpebral e infección bacteriana. Si no se detiene el proceso se produce un empeoramiento progresivo con inflamación dolorosa del margen palpebral, disconfort de la superficie ocular, e incluso  disminución de la visión.
La severidad de la blefaritis varía considerablemente de unos individuos a otros. En algunos casos representa sólo una molestia, creando una leve irritación de manera intermitente. En otros, es una enfermedad más seria que puede incluso afectar a la visión.



En las personas que padecen blefaritis, se produce demasiado aceite por parte de las glándulas cercanas al párpado. Se desconoce la razón exacta para este problema. La blefaritis es más probable que se observe con: 

Una afección cutánea, llamada dermatitis seborreica o seborrea, la cual a menudo compromete el cuero cabelludo, las pestañas, los párpados, detrás de las orejas y los pliegues de la nariz. 
Las alergias y los piojos que afectan las pestañas (menos común).
Proliferación excesiva de bacterias que normalmente se encuentran en la piel.
Rosácea, una afección cutánea que hace que la piel se torne de color rojo.  
La blefaritis puede estar ligada a orzuelos y chalazión repetitivos. 

El acumulamiento de estos materiales proporciona las condiciones óptimas para el crecimiento de bacterias, que a su vez liberan toxinas, que contribuyen a irritar todavía más los párpados y a agravar más el proceso patológico.
Por tanto, en la blefaritis se produce una cadena que incluye disfunción de las glándulas del párpado, irritación y formación de pequeñas costrasen el margen palpebral, además de infección bacteriana. Si no se detiene el proceso, se produce un empeoramiento progresivo con inflamación dolorosa del margen palpebral, fuertes molestias en la superficie ocular e incluso disminución de la visión.
La gravedad de la blefaritis varía considerablemente de unos individuos a otros. En algunos casos representa sólo una discreta molestia, creando una leve irritación de manera intermitente. En otros, es una enfermedad más seria, que puede incluso afectar a la visión.
Además del mal funcionamiento de las pequeñas glándulas que se encuentran en el margen palpebral, la Miopía también es causante de blefaritis.


Pero aunque esta es la definición etimológica, no usamos el término para todas las inflamaciones del párpado. Así, la inflamación de la piel de causa alérgica sería una dermatitis alérgica y la infección aguda (y dolorosa) de una glándula sería un orzuelo.

Realmente, cuando hablamos de blefaritis nos referimos concretamente a la blefaritis marginal, es decir, de la inflamación del borde libre del párpado (donde están las pestañas, más o menos). Puede ser aguda, crónica, o crónica con brotes de agudización, pero lo que caracteriza a esta enfermedad es:

Ocurre en los dos ojos, y en los dos párpados de cada ojo. Aunque sea asimétrica (más en un ojo que en el otro) y el paciente sólo refiera síntomas en un ojo, en el examen oftalmológico vemos inflamación en los dos.
En muchos casos no da síntomas, o sólo da sintomas en momentos puntuales.
La inflamación no es tan aparatosa como un orzuelo, aunque son problemas relacionados. El diagnóstico de blefaritis, aunque lo sospechemos por los síntomas, se realiza con la lámpara de hendidura, porque hay que ver el borde del párpado con varios aumentos para encontrar los signos de la enfermedad. [Bien es cierto que algunas blefaritis especialmente intensas las vemos directamente en cuanto vemos entrar al paciente en la consulta, pero lo que quiero decir es que se trata de una inflamación difusa cuyos hallazgos se evidencian preferentemente al examinar el borde del párpado con varios aumentos]
Por tanto, en la práctica entendemos por blefaritis la inflamación del borde de los párpados, en donde suelen encontrarse dos factores relacionados: una secreción de alterada de las glándulas, y un componente infeccioso. La blefaritis tiene secundariamente un importante efecto sobre la superficie ocular.

Para entender la enfermedad debemos conocer el lugar en donde se produce.

El borde del párpado
Conozcamos en mayor detalle el borde de los párpados. En la imagen de abajo tenemos un dibujo del párpado superior, cortado y visto de perfil.



Vamos a olvidarnos de algunas estructuras que están en el espesor del párpado, y nos vamos a concentrar en el borde, más o menos donde están las pestañas. Fijándonos de lo más alejado del ojo a lo más cercano, nos encontramos.

La línea de las pestañas: Están en 2 ó 3 hileras, son pelos bastante gruesos y largos, y se ven fácilmente sin utilizar microscopio. Las pestañas están orientadas hacia el exterior, de forma que normalmente no rozan la superficie del ojo.
Todavía en la parte exterior del borde, hay unas glándulas sebáceas pequeñas. Pueden desembocar en el mismo folículo de la pestaña, o desembocar al lado. Como el resto de glándulas sebáceas de la piel, produce una secreción grasa que sirve para “hidratar” la zona, y a la pestaña. También existen algunas glándulas cuya secreción no es grasa, sino acuosa, pero para la blefaritis estas glándulas tienen menor importancia. [Ambas glándulas tienen nombres propios: Zeiss y Moll, respectivamente, pero tampoco son términos muy importantes]
Después hay una zona de separación, donde la piel se va convirtiendo en mucosa (epitelio más delicado, sin queratina, y con más necesidades de humedad).
Ya en la parte posterior del borde del párpado, muy próximas al ojo, hay unas glándulas especiales, que son quizás las principales protagonistas de hoy: las glándulas de Meibomio. Son glándulas sebáceas como las que he explicado antes, pero tienen ciertas peculiaridades.
Son mucho más grandes. El cuerpo de la glándula se prolonga bastante en el espesor del párpado
La secreción grasa, más que para las pestañas, es para la lágrima. ¿La lágrima?. Sí: en la película lagrimal, aunque es en su mayoría agua, hay otros componentes. Y el componente graso es fundamental para que no se evapore demasiado rápido (en el artículo del ojo seco estuvimos hablando del tema). Es pues la principal encargada de la parte grasa de la película lagrimal.



Tipos de blefaritis

  • Blefaritis escamosa
Muestra párpados escamosos debido a su apariencia y se caracteriza por la formación de escamas entre las pestañas, que muchas veces caen dentro de los ojos produciendo la sensación de que hay algo dentro de ellos. Los ojos se muestran rojos. Los bordes de sus párpados están enrojecidos la mayor parte del tiempo, dando la impresión de que ha estado llorando, y puede producir picor local. Es causa de la infección local de bacterias y hongos en una piel seborreica.
  • Blefaritis alérgica
Es una forma de expresión de una alergia de contacto a productos de cosmética en su mayor parte, por ejemplo sombreadores, lápices y coloretes, así como los disolventes cosméticos para eliminarlos. Pero en realidad cualquier sustancia que contamine los dedos y que por medio de la manos sea llevada a los ojos puede provocar dermatitis agudas o crónicas de los párpados, como las plantas y sus jugos, vegetales, plásticos acrílicos o incluso medicamentos para las piernas o los pies, por poner algunos ejemplos.
Los propios medicamentos utilizados para los ojos, colirios y pomadas pueden ser también los causantes de una blefaritis alérgica de contacto. Los alérgenos de los medicamentos oftalmológicos pueden ser las sustancias activas: neomicina, bacitracina, sulfamidas, anticolinérgicos, antihistamínicos, anestésicos locales, óxido amarillo de mercurio, o los conservadores de los mismos parabenos, mercuriales, etilenodiamina, etc...

  • Blefaritis anterior

 Puede ser tanto escamosa como seborreica. En este caso, puede afectarse la superficie del ojo si hay mucha colonización por bacterias, pero en caso contrario los síntomas se sitúan preferentemente en los párpados, con enrojecimiento, irritación o picor a ese nivel. Si sólo hay una alteración seborreica no suele dar muchos síntomas.
  • Blefaritis posterior

En este caso no puede haber componente escamoso (la infección estafilocócica se sitúa en la raíz de las pestañas, y aquí no hay pestañas), por lo que se sobreentiende que es seborreica. Esta blefaritis recibe otros nombres, como meibomitis, disfunción de las glándulas de meibomio (DGM), espuma de meibomio, etc. Las glándulas de Meibomio se encargan de producir el componente lipídico de la lágrima. Si hay meibomitis este componente está alterado y la lágrima es “de mala calidad”, se rompe y no se mantiene homogéneamente repartida por la superficie del ojo. Así, cuando hablamos de la blefaritis como causa de ojo seco, casi siempre hablamos de blefaritis posterior (un problema de las glándulas de Meibomio)






Fisiopatología
Aunque la blefaritis marginal crónica está asociada con la presencia de Estafilococo epidermidis o de Estafilococo aureus, la enfermedad parece ser una manifestación de hipersensibilidad ante la presencia de la bacteria más que una entidad infecciosa.
En otros casos, la blefaritis aparece de manera aguda y el desarrollo de la enfermedad depende de la etiología. Después de un trauma palpebral, incluso leve, puede aparecer sobreinfección bacteriana impetiginosa. Las infecciones herpéticas son también frecuentes, las más comunes son las producidas por virus del Herpes simplex tipo I y por Varicella-Zoster.
Otras enfermedades dermatológicas como la psoriasis o la rosácea se pueden asociar con blefaritis; lesiones tumorales benignas o malignas del párpado pueden simular blefaritis crónica severa, por lo cual se debe plantear la posibilidad de neoplasia en pacientes mayores con cuadro serio de inflamación palpebral que no cede al tratamiento y que progresa.



Tratamiento
Se trata de una enfermedad crónica que cursa en brotes de exacerbación que se siguen de remisión. Por esta razón, no existe ningún tratamiento curativo que se pueda aplicar en el sentido estricto de la palabra, ya que la blefaritis es recurrente y muy resistente al tratamiento que se vaya a aplicar.

Lo que se intenta con los tratamientos que se aplican para que la enfermedad vaya mejorando no es curar la enfermedad, sino el control de los brotes. Éstos se tratan eliminando delicadamente las escamas de los párpados por la mañana con un champú suave.

Cuando el tratamiento a seguir es el anteriormente mencionado, la forma de aplicarlo es empapar una torunda de algodón en una solución diluida al 50 por ciento con un champú para bebés.

Puesto que la enfermedad cursa en brotes, el tratamiento dependerá de la severidad de cada uno de ellos. En algunos casos se aplicarán cremas de sulfacetamida sódica al 10 por cinto o ketoconazol al 2 por ciento. Por el contrario, en casos severos, tras el lavado de las escamas aplicaremos una loción de corticoides (habitualmente prednisolona al 0,2 por ciento).

Es necesario recordar que la blefaritis es una enfermedad crónica y, por ello, el paciente la puede sufrir durante meses o años antes de acudir al especialista. Para poder observar el resultado del tratamiento será necesario un intervalo suficiente de tiempo.

Esta enfermedad empeora en determinadas circunstancias como son los interiores secos, el invierno, en pacientes con enfermedades neurológicas como puede ser la enfermedad de Parkinson y en estados de inmunosupresión como el VIH.

De igual modo, los pacientes que sufren blefaritis seborreica notan que la enfermedad pasará por distintas etapas mejorando en verano y empeorando en otoño.